LA FUERZA DE LOS TAMBORES
El sonido tiene un alto contenido simbólico dentro de nuestro Culto.
Los tambores son invocadores de los Orisá y promueven la comunicación entre el mundo natural y el paralelo, o mundo celestial.
Para los Yorùbá, el sonido está al servicio de su dinámica estructura, y ello lo prueba el Itàn Ogbé ìworí, cuando asevera que un animal muerto, grita más que un animal vivo.
Ogbé Ìworí, hijo mayor de un sabio y respetado Awó, desde muy niño asistía a su padre y de él aprendió rápidamente la interpretación del Oráculo de Ifá.
A medida que el tiempo pasaba, su popularidad iba creciendo. Todos en el pueblo admiraban su gran memoria, la facilidad conque fluían de su boca las interpretaciones de cada Odú, y el ingenio con que solucionaba las pequeñas cuestiones cotidianas cuando ayudaba a su padre en las prácticas de Ifá.
Su sagacidad de liderazgo y gran inteligencia, lo convirtieron en el más joven Awó de la comarca.
Los ancianos opinaban que la grandiosidad de ese joven lo convertiría muy pronto en un joven maestro. Y así fue, de todos los lugares llegaban multitudes para solicitar los servicios del joven Awó, y gracias a él, Ilu-ajoji crecía, los mercados estaban repletos de gente que compraba todo cuanto sus habitantes ofrecían, y la popularidad del joven creció a tal punto, que su casa se convirtió en el centro de las reuniones semanales de todos los Awó del lugar.
Cuando llegó la época del festival anual en el pueblo, el comité, de los Awó reunidos propusieron ofrendar una cabra de tres años para la ceremonia, pero el joven Ogbé Iworí sugirió que a él le parecía mejor usar una cabra muerta para esa ceremonia, porque su berrido sería mas fuerte y melodioso que el de la cabra viva.
Los ancianos perplejos por las palabras del joven, lo increparon duramente, pero este, mantuvo su opinión y reclamó el derecho que le correspondía.
La discusión fue muy dura, hasta que llegaron a una decisión equitativa. Sugirieron al joven que él llevara al gran festival su cabra muerta, pero ellos ofrendarían como era tradición una cabra viva. Ogbé Ìworí aceptó la decisión.
Cuando los ancianos dejaron su casa, el joven Awó consultó a Ifá pidiendo ayuda para ese momento tan difícil de su vida, puesto que consideraba su propuesta digna. Pero entendía que sus pares se negaban a abrirse a los cambios.
Ifá respondió que lo ayudaría... desde acá como hasta ahora en nuestros días, le sugirió, después de presentar ofrendas, fabricara el tambor... y lo llevara ese día...
Llegó por fin el día fijado, cada uno de los Awó llevó su cabra viva y todos, pidieron al joven que presentara su cabra muerta para probar así sus dichos, a lo que Ogbé Ìworí, que a su debido tiempo demostraría como y porque su cabra muerta sonaría mas fuerte y melodiosa.
Dio comienzo el festival, de acuerdo a la tradición fue Esú quien primero recibió ofrendas.
En cuanto los otros Awó realizaban la ofrenda a Esú, Ogbé Ìworí comenzó a tocar muy lenta y cadenciosamente el tambor.
Una vez agasajado Esu, todos se dirigieron a la casa de Ifá para dar comienzo a la ceremonia principal, el silencio del camino fue roto por el sonido del tambor que con fuerza iba tocando el joven.
Tal era la fuerza energética emanada de ese sonido, que todos los Awó, comenzaron a danzar mientras marchaban hacia la casa de Ifá.
Cuando llegó el momento de las ofrendas, los ancianos le volvieron a reclamar al joven, que trajera su cabra muerta, al que les respondió, que la traería luego que cada Awó, ofrendara la suya.
Mientras la inmolación de cada animal era realizada, Ogbé Ìworí seguía tocando su tambor, acompañando la melodía de las canciones tradicionales escritas para esas ofrendas y que eran cantadas por todos los presentes.
Cuando cada uno terminó con las ofrendas, se le pidió al joven que entregara su cabra muerta para poder así completar la ceremonia.
Asintiendo, Ogbé Ìworí dejó su tambor, preguntando: -¿qué voz suena más fuerte y melodiosa, la de la cabra viva, o mi tambor?...- Al unísono, todos afirmaron que el sonido de ltambor.
Todos los presentes consintieron que el joven tenía razón. REALMENTE, UNA CABRA MUERTA SUENA MAS FUERTE Y MELODIOSA QUE UNA VIVA, por lo tanto, encada Eseye futuro, los tambores sonarían para deleitar y engalanar las ceremonias.